El crecimiento de lxs niñxs y su desarrollo espiritual
están íntimamente relacionados con el alimento.
Después de la vida intrauterina, el primer vínculo humano
es a través de la lactancia. Nuestra primera
experiencia de placer: la succión.
El ser humano parece estar diseñado para mamar mucho
más tiempo del que nosotras las occidentales entendemos como adecuado.
Inequívocamente, el llanto y la succión nos mantendrán
vivxs. Esto lo tienen claro los recién nacidos y durante una buena temporada, serán
el recurso para hacer saber qué necesitan.
Quien tiene niñxs cerca habrá podido observar como
este recurso se alarga hasta bien entrados los cinco años, a veces más.
Succionan la teta, el dedo, un trapo, un biberón, el labio.
En nuestro caso, mi hijo, por haber sido destetado de
manera brusca, por falta de información de los servicios sanitarios, también
por mi ignorancia en el tema y por la presión que tenía que continuar con mi “vida
de persona” más allá de la lactancia, se chupó el dedo hasta los cinco años.
La pequeña de la casa, heredera de una madre más
informada y más segura en este tema, lo ha hecho hasta los veintidós. Si fuera
por ella aún estaríamos en ello. En su lugar se ha instaurado el “bibi” y
continuos tocamientos y besos en la teta.
Cuando pensamos en llenar un biberón, de entrada,
pensamos que lo más usual es que dentro haya lo más parecido a la leche de la
mamá, en cuanto a gusto, ya que sabemos que a nivel nutricional, no hay
alimento más completo. En casa pusimos leches vegetales varias. Se trataba de “hacer
como” si en aquella botella encontraría también algo parecido a la tan añorada
tetita.
En realidad, lo que más reclamaba era el calor, el
contacto, la proximidad, la intimidad.
De a poco, la cosa ha ido cambiando y al “bibi” le vamos
poniendo diferentes líquidos que ella misma solicita: zumos naturales, algún batido,
caldo vegetal y hoy gazpacho. Después de todo nada la va a alimentar como mi leche,
pero la leche de vaca, por la que se substituye en algunos casos, tenemos que
saber que no solo no la alimenta, sino que le debilita la salud. Ya sea o no maternizada
es Leche de vaca y está diseñada para terneros.
Leyendo a Laura Gutman, que ha puesto palabras a algunos
momentos en que yo no sabía ponerlas, parece que este mecanismo de substitución
y de emulación de la succión, lo hacemos al largo de toda nuestra vida, ya sea
con el cigarro, con el mate las que somos materas, los vasos con cañitas y
también, por qué no, el café, el chocolate, los dulces... todo aquello que nos
hace rememorar aquellos momentos en que el vínculo amoroso con nuestra madre
sucedía sin más, las que hemos podido disfrutar-lo, poco o mucho.
Nos puede preocupar el hecho que veamos niñxs grandes
con estas manías y nos acompañan los comentarios (especialmente de gente que te
encuentras por la calle y no conoces) de si “tan grande y con chupete”, de si “todavía
toma biberón”, de si “tan grande y aun así!”.
Parece que hay una confabulación universal (bueno,
creo que en otros lados donde hay más contínuum* no pasa) para que no puedan obtener
placer los niños y las niñas que no sea que se vayan a acostumbrar.
Sería esencial empezar a dar la vuelta a este tema y
reflexionar en el hecho de que cuanto más cuerpo de madre pueda disfrutar un
niñx, cuanto más tiempo pueda emular todo aquello que le da placer, resultará
que luego quizás no tenga que ir a buscarlos en otras sustancias in eternum. Bueno, en sustancias y sucedáneos
de los cuales sería fantástico poder prescindir.
concepto de continuum*:http://www.crianzanatural.com/prod/prod89.html
*http://www.mamikanguro.com/libros/ElConceptoDelContinuum8.pdf
muy lindo !
ResponderEliminar